Centros históricos y COVID-19: Midiendo el impacto de la actual crisis sobre el centro histórico de Tegucigalpa y Comayagüela

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Por Andreina Seijas y Lee Jaruzelski Marín

 A partir de sus características especiales—historia, densidad, centralidad, cultura—los centros históricos son áreas urbanas con un gran potencial económico y social, ya que estos en su origen fueron diseñados con un ADN especial. En el pasado, el centro fundacional de la ciudad no solo era el lugar primordial para la realización de actividades productivas, sociales, culturales y religiosas, sino que además era el lugar de residencia de la mayoría de la población. Víctimas de un proceso de expansión urbana que dio pie al auge de nuevas centralidades, estas áreas urbanas gradualmente fueron perdiendo sus residentes y convirtiéndose en sectores deteriorados y subutilizados, especialmente durante la noche.

De día, el Centro Histórico de Tegucigalpa y Comayagüela (CHTC) es un espacio lleno de vida. Muchas oficinas de gobierno, iglesias, mercados y museos se ubican en este sector desde el que partió la ciudad con la llegada de los españoles en 1578. Además de ser el centro político y administrativo del país, este se vio en abandono como consecuencia del Huracán Mitch en 1998, sin embargo, en los últimos años este sector comenzó a ser la sede de nuevos emprendimientos: hostales, restaurantes, bares y centros culturales, que sembraron la semilla para un distrito creativo en la ciudad. De acuerdo con la UNESCO, las industrias culturales son aquellas que desarrollan “productos creativos y artísticos tangibles o intangibles, y que tienen potencial para crear riqueza y generar ingresos a través de la explotación de los activos culturales y de producción de bienes y servicios basados en el conocimiento.” Los pilares de estas industrias son la creatividad, el conocimiento cultural y la propiedad intelectual, y al conjunto de estas actividades se le conoce comúnmente como “economía naranja.”

A fin de potenciar este sector en crecimiento, en 2019 surge el proyecto Naranja Republik (NRNJ RPBLK), una iniciativa impulsada por el Banco Interamericano de Desarrollo a través de BID LAB, el Proyecto “Transformando Sistemas de Mercado” financiado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el Museo para la Identidad Nacional, Raíz Capital, La Alcaldía Municipal del Distrito Central y otros actores con miras de convertir el CHTC en un ecosistema de innovación que concentre a ciudadanos, emprendedores, compañías, universidades e instituciones públicas y privadas dentro de la economía naranja. Como parte de este proyecto, a principios de 2020 emprendimos una colaboración a fin de realizar un mapeo sistemático de las necesidades del sector con miras de contribuir a la diversificación de la oferta de actividades culturales, sociales y económicas que se desarrollan en el área durante la noche.

La noche es un espacio fundamental para el desarrollo social y la formación de identidades, especialmente para los más jóvenes. Sin embargo, es una dimensión que muchas veces obviamos en los planes de desarrollo y revitalización urbana. Desde hace varios años, la cultura y vida nocturna de las ciudades han empezado a ser reconocidas como plataformas clave para la socialización y la inclusión, como motores de turismo local e internacional, y como importantes contribuyentes para la cultura y el desarrollo económico de la ciudad. Informes recientes revelan que la economía nocturna de Nueva York genera casi 300 mil empleos, mientras que los establecimientos de vida nocturna en Washington D.C generan más de 500 millones de dólares en contribuciones tributarias. Sin embargo, son precisamente estos sectores los más afectados por la actual crisis generada a partir del coronavirus, siendo actividades cuya base está en la interacción y el contacto social.

Fotografía por Lee Marín

De acuerdo con datos de la plataforma de reservas online OpenTable, uno de cada cuatro restaurantes en Estados Unidos no reabrirá después de esta crisis. En algunos casos, se habla de que las pérdidas económicas para bares y restaurantes son comparables al período de la prohibición, el intento fallido de detener la producción, importación, transporte y venta de bebidas alcohólicas que tuvo lugar entre 1920 y 1933 y tuvo repercusiones muy negativas a nivel social y económico para las grandes ciudades en Estados Unidos. En América Latina el reto es doble: por un lado, el impacto de la crisis sobre este sector ha sido considerable, y por otro, no se cuenta con los datos suficientes para estimar sus consecuencias a nivel social, laboral y comercial. Esta información es fundamental a fin de que tanto gobiernos como entes privados y de la sociedad civil puedan gestionar las ayudas necesarias para recuperar estas pérdidas, y para poder poner en marcha iniciativas que faciliten la reapertura sana, segura y sostenible de estos sectores tan importantes.

Antes de la pandemia, ya el CHTC presentaba muchos retos. En 1998, este sector fue uno de los más afectados por el huracán Mitch, tras el cual se establecieron importantes prohibiciones de construcción en las áreas afectadas, resultando en un despoblamiento aún mayor del núcleo urbano y fomentando un proceso de deterioro que se ha incrementado con el paso de los años. A partir de estas regulaciones, hoy existen inmuebles abandonados, establecimientos clandestinos e irregularidades en la venta de bebidas alcohólicas, lo cual llama a repensar el funcionamiento del área a fin de promover una convivencia más armónica entre distintas actividades de índole residencial, productivo, cultural y de entretenimiento. A partir del deterioro del área, la mayoría de los ciudadanos no frecuenta el centro, particularmente de noche. En conjunto, estos factores han agudizado la necesidad de emprender un plan de revitalización para el área que fomente la colaboración público-privada y la creación de alianzas para mejorar la seguridad y crear el ambiente propicio para transformar el CHTC en un distrito creativo para el disfrute tanto de ciudadanos como de visitantes.

Festival Naranja sede Museo Para la Identidad Nacional
Fotografía por Lee Marín
Fotografía por Marvin Valladares

La crisis del COVID-19 ha significado una pausa importante en la productividad y vitalidad del CHTC. En el marco de este proyecto y en vista de los retos que supone la actual crisis, hemos decidido tomar como punto de partida un diagnóstico y mapeo sensible del impacto de los cierres masivos de restaurantes, teatros, galerías, hoteles, bares y otros establecimientos cuyos aportes son fundamentales para la cultura e identidad de la ciudad.  Para ello, hemos desarrollado una breve encuesta online, la cual pretende recabar información sobre las pérdidas por causa de reducciones de turnos, cancelaciones de eventos u oportunidades para trabajadores, negocios, emprendedores y freelancers vinculados a la gastronomía, la vida nocturna y el sector cultural y creativo afectados por la pandemia. Muchas otras ciudades a nivel mundial tales como Nueva York, Los Ángeles, Madrid y Berlín han emprendido consultas similares, revelando patrones interesantes sobre las necesidades del sector que han permitido a las autoridades locales priorizar sus estrategias de respuesta y canalizar ayudas de una manera eficiente. Además, por tratarse de sectores sobre los cuales no se tiene información suficiente, estas consultas sirven además como un instrumento para construir una línea de base para el desarrollo e implementación de políticas públicas.

 

En este sentido, invitamos a todos aquellos artistas, proveedores, empleados y dueños de establecimientos de índole cultural, creativa y de vida nocturna ubicados en el CHTC a participar en esta breve consulta. La encuesta se encuentra disponible aquí y estará disponible hasta el próximo lunes 15 de junio. ¡Gracias de antemano por su participación!

 

Para más información, visita www.nu-lab.org o contáctanos a través de lee.marin@nu-lab.org 

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